Migración irregular disfrazada de turismo en Nicaragua

El régimen Ortega Murillo aprovechó la crisis migratoria, para desafiar al que considera su principal enemigo. Convirtió el anhelo de miles de migrantes de alcanzar el llamado sueño americano, en un arma política que llevó al límite la crisis migratoria que enfrenta Estados Unidos en su frontera sur. Como beneficio colateral logró que, tras décadas de crisis financiera la Empresa Administradora de Aeropuertos Nacionales e Internacionales (EAAI), registrara millonarias ganancias.

La acumulación de unos 29 millones de dólares, entre 2022 y el primer trimestre de 2024, la generó el incremento de pasajeros en el Aeropuerto Internacional de Managua Augusto C. Sandino y de vuelos chárter que, provenientes de todos los continentes, aterrizan con migrantes que desde allí siguen su viaje por tierra hacia Estados Unidos.

Además, en una clara manipulación de las cifras, incluye a los migrantes como turistas y se las presenta a la Organización Mundial del Turismo (OMT), y a otras agencias internacionales vinculadas a la actividad, para aparentar una recuperación excepcional en la llegada de turistas.

Como parte de esta estrategia, el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), retrasa por más de un año sus estadísticas. Hace unos meses, divulgó el informe de 2022, que con respecto a 2017, es decir, previo al inicio de la crisis sociopolítica que luego se agudizó con la pandemia, reflejó un incremento de 20 mil por ciento en la llegada de cubanos y de 2 mil por ciento de ecuatorianos.

Aunque el Intur todavía no publica sus datos de 2023, el Banco Central de Nicaragua (BCN) dijo que el año pasado el sector turístico percibió 739.2 millones de dólares en ingresos por la llegada de 1,202,300 turistas, cantidad superior en 29 por ciento en comparación con los 932,700 de 2022. Sin embargo, no incluyó más datos de los viajeros.

Además, en las estadísticas de usuarios del Aeropuerto Internacional de Managua que publica el BCN, desde 2022 se comenzó a ensanchar el margen entre los que llegan y los que se van. De los 1,769,700 pasajeros que entre 2022 y abril de 2024 entraron al país por vía aérea 649,200 no se fueron en avión, sino que siguieron su travesía por tierra hacia Estados Unidos.

Paralelamente, se estableció un mecanismo para los migrantes que ingresan por tierra procedentes de Costa Rica. Les cobran una multa de entre 150 y 250 dólares y les dan unas horas para salir hacia Honduras.

El tráfico de personas que promueve el régimen Ortega Murillo inició en noviembre de 2021 con la eliminación del requisito de visa para los cubanos y el establecimiento de la ruta Caracas-La Habana-Managua operada por la aerolínea venezolana Conviasa. Desde entonces la lista de países a los que Nicaragua les exime de visa se ha multiplicado y los vuelos chárter con migrantes ahora llegan desde todos los continentes.

La estrategia de Nicaragua de disfrazar la migración irregular como recuperación del turismo, se diluye cuando aparecen las estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras, que reportó que en 2022 entraron a su territorio 188,858 migrantes irregulares procedentes de Nicaragua; el año pasado la cifra se elevó a 545,043 personas y entre enero y mayo de 2024, contabilizaron el ingreso de 219,675 migrantes irregulares procedentes de Nicaragua.

Los empresarios turísticos aseguran que el fin de año pasado y el inicio del actual, fue la mejor temporada desde que estalló la crisis sociopolítica en 2018. Pero a pesar de la recuperación, admiten que siguen lejos de las cifras de 2017, cuando atendieron a 1,957,822 turistas, entre ellos cerca de 200 mil visitantes del día.

En tanto, el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó recientemente a Nicaragua junto a Cuba y Venezuela como los mayores traficantes de personas de la región. Además, desde el año pasado comenzó a restringir la visa a empresarios vinculados al tráfico de personas a través de Nicaragua.

Ante tanta evidencia de lo que en realidad ocurre, la Concertación Democrática Nicaragüense, CDN-Monteverde llama a la OMT y al resto de instancias vinculadas al turismo, a no permitir que la tragedia de la que el régimen Ortega Murillo se está lucrando, se reconozca como un repunte del turismo, que difícilmente se recuperará mientras persista el estado de represión que se vive en Nicaragua, donde incluso cerraron las organizaciones que aglutinaban a los empresarios del sector y mantienen a las empresas bajo vigilancia y acoso permanente.