La dictadura Ortega Murillo impuso a los nicaragüenses una nueva Constitución de corte totalitario que concentra el poder absoluto en una Presidencia bicéfala. La nueva Carta Magna no expresa la voluntad popular porque el régimen nos negó a los nicaragüenses el derecho a participar en su redacción a través de la consulta ciudadana, y en su ratificación a través del voto en un referéndum habilitante. Ambas falencias se agravan porque tanto el poder Ejecutivo que redactó la reforma, como los diputados que la aprobaron fueron electos en un proceso que la Organización de Estados Americanos (OEA) calificó de ilegítimo.
Ante esta nueva aberración jurídica de la dictadura Ortega Murillo, la Concertación Democrática Nicaragüense (CDN) considera que:
- El procedimiento que siguió esta supuesta “reforma parcial” viola las disposiciones de la Constitución vigente, ya que se trata de una reforma total, desde el punto de vista formal y de fondo, por tanto, es ilegal, inconstitucional y nula.
- Esta Constitución rompe con el modelo republicano democrático, suprime el apego al Estado de derecho, el respeto a la dignidad humana, la preeminencia de los derechos humanos, concentra y subordina los antiguos poderes del Estado a la Presidencia, concentra el poder en la familia Ortega Murillo y le asegura su sucesión dinástica.
- Con su nueva Constitución pretenden legitimar y fortalecer su modelo represivo, sistemático y generalizado de violación a los derechos humanos mediante el control absoluto de las fuerzas armadas y de los órganos del Estado.
- A través de su nueva Constitución los dictadores pretenden extender su mandato y aumentar sus facultades para perpetuarse en el poder e instaurar su dinastía.
- Los Ortega Murillo convirtieron a Nicaragua en un Estado forajido que infringe el derecho internacional y violenta los convenios y tratados en materia de derechos humanos y compromisos democráticos.
Por tanto, manifestamos nuestro compromiso con:
- Continuar luchando junto a los nicaragüenses, que estamos dentro y fuera del país, para incrementar la resistencia y la presión, hasta debilitar los pilares que sostienen a la dictadura, e impulsar la transición democrática que provoque el cambio de régimen.
- Hacer valer el derecho del pueblo de Nicaragua a dotarse libremente de una Constitución que defina su estatus político, su forma de gobierno, su modelo de desarrollo económico y social, que responda a sus intereses, garantías y libertades.
- Impulsar la convocatoria de elecciones democráticas, en un proceso libre, transparente y observado por la comunidad internacional, para elegir una Asamblea Nacional Constituyente con la participación de todas las fuerzas políticas, tanto internas como externas, que le devuelva al pueblo nicaragüense su derecho a la autodeterminación. Dicha Asamblea redactaría una nueva Constitución, a través de una amplia consulta ciudadana, que se someterá a un referéndum para ratificar la voluntad popular.
- Continuar llamando a la comunidad internacional a acompañar los esfuerzos de los nicaragüenses para dotarse de una Constitución democrática. Pero antes es indispensable profundizar el aislamiento de la dictadura y que apliquen sanciones realmente efectivas que paralicen las operaciones del régimen y congelen sus fuentes de financiamiento y enriquecimiento ilícito.
- Llamar a los países comprometidos con la justicia internacional, a poner fin a la impunidad de los Ortega Murillo y sus cómplices por la comisión de delitos de lesa humanidad y a facilitar a las víctimas el acceso a los diferentes mecanismos de justicia que contempla el derecho internacional.
¡La dictadura caerá!