La Concertación Democrática Nicaragüense (CDN) preocupada por el acelerado incremento de la deuda pública externa y de la opacidad con que el régimen Ortega Murillo utiliza los recursos que recibe del exterior, envió una carta a los directores ejecutivos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para alertarlos sobre la realidad que enfrenta el país y recordarles que incluir a Nicaragua en el programa América al Centro que lanzó recientemente la institución contravendría lo establecido en los lineamientos de la EstrategiaBID+ referidos a la institucionalidad, el Estado de derecho y la seguridad ciudadana de los países receptores de los fondos que otorga la entidad.
La carta refiere que “La violación sistemática de los derechos humanos perpetrada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha generado la protesta y denuncia de múltiples organizaciones políticas y de derechos humanos, entre ellas el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el Grupo de Expertos de Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, que a su vez instan a la comunidad internacional, entre otras cosas, que: “en la negociación de proyectos de cooperación al desarrollo e inversión en Nicaragua, los Gobiernos y organismos multilaterales deberían incluir garantías de derechos humanos y priorizar las acciones orientadas a mejorar la situación en Nicaragua”. (A//HRC/52/CRP.5 párrafo 1237.d).
Agrega que “como lo señala el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) con sede en Washington D.C., el régimen de Nicaragua se ha caracterizado por: la absoluta opacidad al brindar información sobre la ejecución y el impacto de los programas de desarrollo, la falta de rigurosidad en la evaluación del impacto social y ambiental de las inversiones públicas y por la debilidad en la ejecución de proyectos”, por lo que recomienda a las Instituciones Financieras Internacionales (IFI), que “…ante las constatadas violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad se proceda a la suspensión condicionada y/o cancelación de los mismos en territorio nicaragüense”. (página 6 del informe El apoyo financiero internacional a Nicaragua y la crisis democrática y de derechos humanos).
La CDN enfatiza a los directores, que durante diecisiete años el régimen Ortega Murillo se ha dedicado a destruir la institucionalidad del país. Impuso ilegalmente la reelección presidencial, anuló la separación de los poderes del Estado, eliminó más de cinco mil Organizaciones No Gubernamentales (ONG), entre ellas todas las gremiales y encarceló a más de dos mil personas.
“Actualmente en Nicaragua hay más de 45 presos políticos, ocho en condición de desaparición forzada entre los que se encuentra el exdiputado y líder indígena Brooklyn Rivera, desaparecido desde hace más de un año. Casi un millón de nicaragüenses han tenido que salir al exilio y a más de cuatrocientos cincuenta les han despojado arbitrariamente su nacionalidad. Además, la CIDH documentó el asesinato de 350 nicaragüenses como consecuencia de la represión estatal durante las protestas”, señala.
Apunta que “en virtud de lo anterior y de las demostradas muestras de abusos a los derechos humanos, políticos, sociales y económicos de los nicaragüenses perpetrados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, los exhortamos a ustedes, en calidad de miembro de directorio ejecutivo del BID a realizar las acciones pertinentes para asegurar la no inclusión de Nicaragua como beneficiario del programa América en el Centro, mientras las condiciones de abuso se mantengan en el país”.
“Consideramos que al no incluir al régimen de Nicaragua como beneficiario, se estará actuando en apego a los lineamientos establecidos en la EstrategiaBID+ adoptada por el banco, que en su tercer punto de enfoque enfatiza la capacidad institucional, el Estado de derecho y la seguridad ciudadana de los países receptores de fondos”, concluye la carta.