Nicaragua: Un tema muy presente y prioritario en la OEA

Contrario a lo que el régimen nicaragüense desearía, después que el 18 de noviembre del 2023 concretó la salida de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA), la situación del país sigue siendo un tema presente y prioritario para el organismo y para sus Estados miembros.

Hay varias razones para que esto sea así.  En primer lugar, la crisis sociopolítica que inició en abril de 2018, y a la que el organismo le ha dado un seguimiento permanente, no solo sigue vigente, sino que continúa agravándose como lo demuestran las constantes violaciones a los derechos humanos que los afectados siguen denunciando y documentando ante los organismos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos; la Organización de Naciones Unidas (ONU),  el Congreso estadounidense y otros parlamentos, incluido el de la Unión Europea y el Inglés; y ante un amplio grupo de organizaciones de la sociedad civil.

En segundo lugar, el hecho de que el Estado de Nicaragua haya renunciado a ser parte de la OEA no la exime de sus obligaciones internacionales, estas continúan vigentes por ser obligaciones generales del derecho internacional y porque sigue siendo parte de los instrumentos del Sistema Interamericano, entre ellos la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Por último, la falta de solución a la crisis pone en riesgo la estabilidad de toda la región. La democracia y la libertad hay que cuidarlas permanentemente y situaciones como las de Nicaragua son un ejemplo de lo que no debe ocurrir en la región y hay que actuar para que  no siga afectando al resto.

Gobiernos de las Américas reconocen las violaciones a los derechos humanos

Para la OEA la situación de Nicaragua supone una violación sistemática a los derechos humanos y a la democracia, ese es un punto que no admite discusión entre los Estados miembros. Distinto a lo que sucedía al inicio de la crisis en el 2018, donde las resoluciones se tenían que llevar a votación para ser aprobadas, desde la Asamblea General de Lima en 2023, todas las resoluciones sobre Nicaragua se han adoptado por consenso. Basta ver el texto de las notas al pie que algunos Estados miembros han dejado registradas, para notar que, además de sumarse al consenso, ningún gobierno de las Américas niega que en Nicaragua se violan los derechos humanos, se reprime a los opositores, y se irrespetan los preceptos democráticos.

Este consenso se puede leer objetiva y específicamente en, las dos resoluciones que el Consejo Permanente de la OEA emitió con motivo de la denuncia de Nicaragua a la carta de la OEA.

La primera, del 8 de noviembre del 2023 señala que, pese a la denuncia y la consecuente salida de Nicaragua de la OEA, el Consejo Permanente continuara dando seguimiento a la situación de Nicaragua, porque esta sigue obligada por el derecho internacional en general, y por otros tratados interamericanos, particularmente aquellos relativos a los derechos humanos y la democracia.

La segunda, del 3 de abril pasado, crea el Grupo de Países Voluntarios para darle seguimiento a la situación de Nicaragua. En atención a ese mandato, el Grupo se constituyó el pasado 7 de mayo y cuenta con una participación más activa que la del Grupo previo de trabajo sobre Nicaragua. Una de las primeras acciones del Grupo de Países Voluntarios fue incluir el tema de Nicaragua en la Asamblea General de la OEA que se realizará en Asunción, Paraguay del 26 al 28 de junio; además, está discutiendo la resolución que se aprobará en la actividad.

En síntesis, en un mundo muy convulsionado con graves conflictos como, la invasión de Rusia a Ucrania, la guerra entre Israel y Palestina y en la región la crisis de Haití, el tema de Nicaragua sigue muy presente en las agendas de la OEA y de la ONU, así como en las prioridades políticas de muchos países del mundo.

Sabemos que el régimen Ortega Murillo no estará presente en la próxima Asamblea General de la OEA, pero si lo hará la sociedad civil nicaragüense. La Concertación Democrática Nicaragüense (CDN-Monteverde), como parte de estos grupos, estará presente en Asunción para ser la voz de denuncia, pero también de esperanza, y a la vez acompañar los esfuerzos que la OEA, el Grupo de Países Voluntarios y los Estados parte, siguen haciendo en favor de la democracia y los derechos humanos en Nicaragua.