Boletín # 31 | El derecho al retorno seguro

Los nicaragüenses nos hemos visto obligados a permanecer en el exilio ante el riesgo de retornar a nuestro país sin garantías de hacerlo en condiciones de seguridad apropiadas. La dictadura criminal de los Ortega Murillo continúa violando en forma sistemática y masiva los derechos humanos, ha cerrado todos los espacios cívicos, incluso de libertad de culto para sus ciudadanos, desarrolla una feroz persecución contra todo opositor real o percibido como tal y esta se extiende a los familiares.

La grave situación que afecta a nuestro país ha sido ampliamente documentada por organismos internacionales de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el propio Departamento de Estado de los Estados Unidos. Todos han establecido en sus informes los extensos niveles de tortura, represión, asesinatos, deportaciones, desnacionalizaciones, prisión, confiscación de bienes, desapariciones forzadas, discriminación y negación de derechos.

Existe temor creíble y razonable de que la vida e integridad de los retornados corre riesgo, diariamente crecen las denuncias de deportados y auto deportados que al llegar al aeropuerto de Managua son trasladados a prisión. A algunos los dejan irse a sus casas después de uno o dos días de encarcelamiento, en los que son amenazados ellos y sus familiares. Una vez fuera, son sometidos a una vigilancia permanente que les impide desarrollar una vida normal; y terminan como el resto de los opositores expuestos a discriminación y acoso.

Las torturas a las que la dictadura somete a sus prisioneros están documentadas en los informes del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN), del Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (MESENI) y otros Organismos No Gubernamentales de derechos humanos.

Los métodos de tortura

Los sanguinarios métodos de tortura del régimen Ortega Murillo fueron recordados por el reciente fallecimiento de Bryan Rogelio Cruz Calderón, uno de los 222 exreos políticos desterrados a Estados Unidos, al que violaron con una bayoneta, le cercenaron un testículo y provocaron secuelas graves.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le otorgó medidas cautelares a Reinaldo Picado Mairena, por el riesgo que enfrentaría su vida e integridad física, si lo extraditaban desde Costa Rica bajo el contexto actual en Nicaragua.

La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y el protocolo de 1967, establecen que los refugiados no pueden ser devueltos a un país donde su vida y libertad estarían en peligro.

El artículo 3 de la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas prohíbe la expulsión, devolución o extradición de personas a países donde hay razones fundadas para creer que serán torturadas. 

The Foreign Affairs Reform and Restructuring Act of 1998 (FARRA), implementa en los Estados Unidos la Convención contra la Tortura que ratificó en 1994 y desarrolló el principio de Non-refoulement. La prohibición de devolver a países donde existen riesgos no admite excepciones, ni por razones de seguridad nacional ni por conducta criminal previa. Incluso, quienes no califican para asilo o refugio pueden ser protegidos bajo la FARRA si enfrentan riesgo de tortura.

El retorno seguro es un derecho

Los nicaragüenses somos muy apegados a nuestra tierra, costumbres y tradiciones, lo demostramos en 1990 con el triunfo de la democracia, cuando regresamos masivamente del exilio apenas se apreciaron condiciones mínimas de seguridad, que actualmente no existen.

Consecuentemente, la Alianza Cívica mediante acuerdo suscrito en la mesa de negociación con el régimen Ortega Murillo, acordó en marzo de 2019, que todos los nicaragüenses en el exterior, en particular aquellos que salieron a partir de abril de 2018, podrían regresar con plenas garantías y seguridad personal y familiar. Estos acuerdos han sido permanentemente incumplidos y las condiciones que llevaron a su firma se agravaron.

El retorno seguro es un derecho de los exiliados y constituye una obligación de parte del derecho internacional para los países receptores.

La Concertación Democrática Nicaragüense (CDN), comparte el principal objetivo de los nicaragüenses, la restauración de la democracia y la libertad, que permitirán regresar a sus hogares, a los miles que se vieron obligaron a emigrar huyendo de un régimen criminal que con su política de violación sistemática de los derechos humanos afecta a sus ciudadanos y a los países donde estos buscan refugio.

La solución del problema de la migración provocada por regímenes dictatoriales, no puede radicar en empujar a las víctimas de la represión criminal a volver a sufrirla, corresponsabilizándose con esta. Debe basarse en identificar las causas subyacentes para superarlas, dejando de ser tolerantes y complacientes con quienes irrespetan los derechos humanos y desarrollar una diplomacia activa y eficaz en pro de los mismos y de la libertad, respaldando fehacientemente la lucha de sus pueblos para lograr condiciones apropiadas para su pronto retorno.

La política del alineamiento beligerante

La imagen de Laureano Ortega sosteniendo un paraguas y haciendo lo imposible para cubrir al embajador de China Chen Xi, para evitar que la lluvia lo mojara durante un acto por el inicio de la construcción de una planta solar que Masaya, es un buen ejemplo de hasta dónde llega la entrega de la dictadura ante los chinos y rusos.

El del paraguas es el mismo Laureano que a finales de mayo, llegó a Rusia a la XIII Reunión de Representantes de Alto Nivel para Asuntos de Seguridad y para lucirse ante el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, general Sergey Shoygy atacó y denunció las pretensiones imperialistas y la permanente intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de los estados de Latinoamericana y el Caribe. También aseveró que Nicaragua está con Rusia por el bien de la humanidad.

Ojalá que estos fueran sólo gestos serviles o palabras para congraciarse y obtener dádivas de los nuevos conquistadores. Pero el nivel de entrega de la independencia y soberanía de Nicaragua va más allá de lo que jamás se había conocido en nuestra historia. Están vendiendo la patria, sus riquezas, seguridad y su futuro, a cambio de la ilusión de que Rusia y China serán los escudos políticos que les permitirán entronizarse como dictadura familiar.

Ahora la política exterior de la dictadura Ortega Murillo se basa en una postura de alineamiento beligerante contra la comunidad internacional democrática, caracterizada por una actitud de confrontación, hostilidad y acciones hacia ella, cuyas principales implicaciones se manifiestan en el aislamiento, conflicto y polarización con todas las naciones, pero de manera particular con Estados Unidos y la Unión Europea, para “ganar puntos” con Rusia y China.

Apuestan a la diplomacia silente

Algunos todavía no ven la verdadera magnitud de esta política de alineamiento beligerante contra la comunidad internacional democrática y las implicaciones que tiene, y siguen encasillándola como un problema nicaragüense o de poca significancia en relación con la seguridad regional, la de Estados Unidos o con baja relevancia en el tablero internacional.  

La propia comunidad democrática sigue apostando mayoritariamente, a la diplomacia silente y pasiva, en lugar de hacerlo por una beligerante, que le pase factura a este tipo de dictaduras que al no pagar mayores costos siguen violando los derechos humanos y creando cada vez mayores alianzas entre sí, en detrimento de nuestros pueblos.

No es casualidad que Laureano Ortega llegue a Rusia con un discurso totalmente antiamericano, aunque el país siga aprovechando las relaciones comerciales con Estados Unidos. Tampoco lo es, la firma de un Acuerdo de Protección Recíproca para los Ciudadanos en Contra de los Abusos en el Ámbito de la Justicia Internacional (las dictaduras tratando de defenderse de las sanciones y acciones en su contra); ni la decisión rusa de reanudar las consultas de seguridad de manera conjunta con Cuba, Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Lo hacen porque no hay costos que pagar, al menos hasta ahora.

Por eso en la Concertación Democrática Nicaragüense (CDN), consideramos relevante el recién publicado Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes elaborado por la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado y la decisión que se anunció.

Alineamiento beligerante 

El reporte señala que, ante el deterioro en las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea por la violación de derechos humanos y la corrupción galopante, las organizaciones transnacionales de tráfico de drogas y otras entidades malignas, se están aprovechando de la política permisiva de los Ortega Murillo, de las tensas relaciones diplomáticas con estos países y de un ambiente político y regulatorio permisivo para hacer de Nicaragua un punto de tránsito crítico, tanto para narcóticos como para migrantes irregulares.

También resalta que el aislamiento internacional ha conducido a la dictadura a fortalecer sus alianzas de seguridad y vigilancia con Rusia y China. También desarrollan con ellos acuerdos de cooperación para capacitar a las fuerzas de seguridad nicaragüenses. Sin embargo, estas alianzas políticas no se traducen en un verdadero apoyo de asistencia material que mejore las capacidades de acción en este ámbito.

Es por ello que contrario a la reciente decisión de la dictadura de terminar su relación con la FAO, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la OIT y la OIM, ahora es Estados Unidos el que decide terminar en 2025, las operaciones de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), entre otros motivos por la falta de cooperación de Nicaragua. 

En la CDN estamos seguros que Estados Unidos tomará otro tipo de medidas para seguir combatiendo el tráfico de narcóticos y migrantes; y que ya no se dejará utilizar por una dictadura que se vendió a Rusia y China como parte de su política de alineamiento beligerante contra la comunidad democrática internacional.