Multidimensionalidad Colectiva Para Enfrentar los Desafíos a la Democracia

Desde la Concertación Democrática Nicaragüense, CDN-Monteverde hemos reafirmado los compromisos políticos y legales adoptados por los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos referidos a la democracia. Reconocemos el espíritu plasmado en la Carta Constitutiva de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en que se “reconoce que la democracia representativa es indispensable para la paz y el desarrollo de la región”, por tanto, es loable que se promueva y consolide.

Además, reconocemos el aporte de la resolución 1080 sobre Democracia Representativa, y en particular el compromiso asumido con la Carta Democrática Interamericana, que considera que la cooperación entre los Estados americanos se realiza “sobre la base del ejercicio efectivo de la democracia representativa”. Pero también creemos que es tiempo de trasladar a la acción lo que está plasmado en el papel.

Para la CDN-Monteverde esto es una cuestión de creencia, convicción y experiencia, Nicaragua no es ajena a las crisis que desencadenan eventualmente en el deterioro democrático.  Latinoamérica ha vivido en los últimos años dos crisis de orden sociopolítico, la nicaragüense y la venezolana, en ambas se han violentado los derechos humanos, el Estado de derecho y los regímenes de ambos países que son repudiados por sus pueblos, han irrespetado los procesos electorales de una manera aberrante para perpetuarse en el poder.

En el caso de Nicaragua, en 2018 tanto la OEA como la Organización de Naciones Unidas (ONU), validaron in situ que producto de una crisis sociopolítica, el régimen Ortega Murillo asesinó a más de 300 personas, encarceló y torturó a miles y rompió el orden constitucional. Solo tres años después, previo al proceso electoral del 2021, encarceló a los precandidatos independientes; eliminó a los partidos políticos opositores; encarceló a los lideres de todos los sectores de la sociedad; y borró de un plumazo todos los derechos cívicos de los nicaragüenses, convirtiendo así las elecciones en un mero trámite para mantenerse en el poder. No olvidemos que desde las elecciones del 2016 no presentó todas las actas de votación.

Pero no los abusos no quedaron ahí, en los últimos años, pasó por encima de la libertad política, de la religiosa, de la de asociación, de la educativa y de la libertad de prensa.

A pesar de todo esto, la respuesta de la comunidad internacional no ha sido suficientemente fuerte para detener estos abusos y revertir el daño provocado al país. Lo que se ha hecho en realidad, han sido esfuerzos unilaterales y dispersos.

Lo lamentable es que se estableció un precedente que se está replicando en otros países de la región. Muestra de ello son las leyes antidemocráticas que está copiando Honduras y la misma dictadura cubana, o lo que acaba de vivirse en Venezuela, que es una copia actualizada de lo que sucedió en materia electoral en Nicaragua.

Fue hasta la reciente Asamblea General celebrada en Asunción, Paraguay que los países miembros de la OEA, de manera unánime condenaron el caso de Nicaragua. Por primera vez no se necesitó votar en una resolución donde todo el continente condenó los abusos, atropellos y violaciones del régimen nicaragüense. Tomó 6 años para que se lograra esto, pero a un alto costo para los nicaragüenses.

Actualmente Venezuela vive un proceso similar y debemos aprender de las lecciones que nos han demostrado que se debe actuar oportuna y colectivamente.

La CDN-Monteverde lamenta y rechaza que la resolución del 31 de Julio sobre la publicación de las actas electorales de Venezuela no se aprobara; y ve ese fracaso como una forma de silenciar las voces del pueblo venezolano.  La decisión de los países que impidieron que se aprobara la resolución va en contra de los Convenios y Acuerdos democráticos dentro del sistema Interamericano, y atrasa la búsqueda de una solución a una crisis que en la medida en que se alargue, resultara en más muertes, encarcelamientos y en el aumento de la polarización en el país.

La CDN-Monteverde llama a los países que se abstuvieron de votar y a los que no estuvieron presentes en la sesión, a no esperar seis años como en el caso de Nicaragua, para actuar y votar correctamente.  Además, reitera la obligación legal y política de los Estados miembros, de asumir la responsabilidad colectiva de promover el retorno de la democracia en Nicaragua y en Venezuela, desde un enfoque multidimensional, que puede empezar por una verdadera presión para que se respete la voluntad soberana de los nicaragüenses y los venezolanos.

Tal como lo expresó la última resolución aprobada sobre el caso de Nicaragua, el llamado es a la acción en los diferentes campos que permitan detener estos abusos. Lo que ocurre en estos países además de un retroceso democrático, es un atropello a la dignidad humana de los pueblos, la CDN-Monteverde quiere y llama a poner un alto, y advierte que de no hacerlo la ola autocrática seguirá creciendo y provocando graves estragos en la región.